martes, 9 de febrero de 2010

NO SE PERMITE LA ENTRADA

NO SE PERMITE LA ENTRADA


A PERROS, LATINOS Y NEGROS. Así decían los cartelitos en los estadios de baseball, hoteles y otros lugares públicos de EE.UU, donde la presencia de cualquiera de estos seres, era tomada como la peor afrenta hacia la gente blanca.
En una ocasión, una famosa cantante de color que visitó a pedido de un empresario famoso un hotel en las Vegas, pero con la orden precisa de no dejarse ver hasta la hora nocturna de la función, al mirar extasiada la piscina 5 estrellas desde su custodiada habitación, se le escapó a los guardaespaldas y al meter el dedo del pie en la piscina, para tocar y sentir la temperatura, causó una conmoción entre los asombrados invitados que no volvieron a meterse al agua hasta que no fuese vaciada y llenada nuevamente la refrescante alberca. Así era el racismo en aquellos tiempos…..

Pero luego, gracias al deporte y a la mano de obra barata de los latinos, fueron borrados los cartelitos muy a pesar de muchos radicales blancos, quedando solo: “No se admiten perros”.
La lucha ha sido dura y ha costado la vida, tanto de muchos dirigentes de color como de presidentes blancos de Norteamérica, buscando el sueño americano donde todos somos iguales ante Dios.
No todos los hombres y mujeres de color que se han destacado hoy en la política y han llegado a tener en sus manos poder para cambiar el orden mundial y ayudar a esa grandisima mayoría negra que pulula y padece en el mundo, ignorada y condenada a morir en esclavitud no por estar encadenados en la vida sino encadenados a la muerte de la hambruna, por el contrario, ese poder en manos de hombres como Collin Powell, hijo de inmigrantes negros y mujeres como Condolezza Rice, descendiente de africanos, ambos nacidos uno en el Bronx y la otra en Alabama en Estados Unidos, no han sido sino manos ejecutoras de miedo y miseria que han plagado el planeta de horror y la peor esclavitud de muerte nunca vista.

Son pocos los hombres y mujeres que teniendo un poder solo dado por Dios, los votos, la confianza y la esperanza de millones, se atreven a enfrentar a un sistema estructurado y en medio de esa crisis generada de mil cabezas, aprovecharla, manipularla y hacerla parir otro orden o sistema mas humano, menos capitalista, mas socialista y sobretodo dirigido a los desposeídos sin importar raza, credo, religión o condición humana. El precio que debe pagar este ser humano es el de ser llamado loco, dictador, traidor o terminar destruido moral o físicamente.

En el norte nació una esperanza para muchos, una esperanza para el mundo civilizado. Desde todos los rincones y a través de todos los medios de comunicación los representantes de los países envían mensajes de esperanza y apoyo al nuevo gobernante de la Casa Blanca.

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