martes, 9 de febrero de 2010

UNA CAJA NEGRA LLAMADA UCV

UNA CAJA NEGRA LLAMADA UCV


Todos hemos presenciado atónitamente como un grupo de delincuentes armados y con pasamontañas, al mejor estilo de los reos de la clase C del penitenciario más violento del país quemaban autobuses, dos en la entrada a la universidad por la Plaza de Las Tres Gracias y el otro en la Plaza del Rectorado, ante la indiferencia de la rectora Cecilia García Arocha, cuya total atención fue mantenerse al frente de una protesta estudiantil vestida de negro como las karatecas de las fuerzas de choque de la oposición en el 2002.

Igualmente, vemos como arremeten constantemente contra los estudiantes que profesen alguna ideología revolucionaria y ni hablar, si pertenecen a seguidores de la revolución socialista bolivariana, los cuales, son perseguidos, vejados, amenazados y hasta exterminados, como es el reciente caso del camarada Juan Amaro, quien se encontraba en las cercanías de la Escuela de Trabajo Social y fué victima de un atentado, recibiendo varios disparos en su humanidad, afortunadamente se encuentra fuera de peligro y en proceso de recuperación.
Estos sagrados recintos de estudio y de luces, parecen un campo de guerra y de terror, al observarse pasear tranquilamente grupos con armas largas, acechando a los estudiantes chavistas ante la mirada “autónoma” de las autoridades universitarias, quienes se han convertido en piedras de tranca y de desviaciones cómplices a la hora de investigaciones permisadas por parte del Cicpc, al retardar procedimientos, alteraciones del cuerpo del delito o simplemente borrar evidencias.

Esta institución, se llama aunque usted no lo crea, Universidad Central de Venezuela, semillero de grandes hombres y mujeres, alma mater, convertida en estos días en una verdadera caja negra , como era PDVSA, como es todo aquello en manos de la derecha venezolana, la de disparen ahora y pregunten después, la de pónganme donde hay, la de cuanto hay pa eso, la del presupuesto intocable, la que debería explicar, donde, para una matricula de 59.000 alumnos y un presupuesto de 590 millardos, una reducción del 6%, justifique muerte y destrucción.

Estamos con los estudiantes revolucionarios que reclaman una auditoria urgente a la Universidad Central de Venezuela, el derecho a saber en que se gasta el presupuesto multimillonario y poder contar con un ambiente de seguridad, libre de bandas delictivas, grupos de choque y autoridades dignas de regir los destinos de esa prestigiosa casa de estudios. No más atentados. No más persecución. No más fascismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario