martes, 27 de noviembre de 2012

“ESE SEÑOR…..ESA SEÑORA…”


“ESE SEÑOR…..ESA SEÑORA…”
            A propósito de mi viaje de vacaciones para Argentina, me encontré con la misma situación de división de clases marcada que vivimos en Venezuela y lo mismo pasará en Ecuador, Bolivia, Nicaragua o cualquiera de los países que decidieron ser libres, y endilgada erróneamente a la llegada del comandante Chávez a la presidencia. Una división racial solapada, una sociedad excluyente por su naturaleza capitalista, pero forzada a una armonía necesaria, mientras el capital mantuviera la hegemonía preponderante sobre una mayoría empobrecida históricamente, mantenida al margen de la realidad onerosa de la clase privilegiada de siempre. Los medios de comunicación  con cableteras internacionales y nacionales como puntas de lanza en nuestros países, colocan en sus parrillas de programación diaria los ataques constantes a los gobiernos locales y logran un lobby extraordinario, entre los turistas en hoteles y posadas, desde el taxi, remix o cualquier termino dado a los encargados de distribuir a los visitantes sobre nuestras hermosas geografías. En un remoto pueblo llamado Bariloche, donde me tocó hospedarme en necesarias mini vacaciones, las propagandas en canales argentinos privados de Capriles Radosnky eran constantes y las figuras de Chávez y Cristina eran minimizadas hasta desaparecer, solo en referencias despóticas,como el de “ese señor o esa señora”, la razón, el control cambiario y el gobernar para los más desposeídos.
Un taxista argentino desde el aeropuerto de Buenos Aires, me hablaba sin parar, cual guía gratuito de la oposición, sobre la triste realidad de su sociedad empobrecida, la poderosa capital y las maltratadas provincias acorraladas por el control del billete verde. Al referirse a la camarada Cristina, la llamaba la reina o el Chávez con peluca.
El taxista venezolano desde el aeropuerto de Maiquetía hacia La Guaira, al referirse a Ciudad Caribea, lo llamaba un  futuro antro de perdición, plagada de delincuentes y el daño ocasionado a la autopista por la construcción de accesos para esa gente, solo beneficiada por “ese señor” para la búsqueda de votos para el 16 D.
Como vemos el denominador común para ambas conductas de un prestador de servicios “opositor” es el aborrecimiento total por el compatriota, donde lo más importante es el capital y no el ser humano, aunque como ocurriese en Santa Cruz, Bolivia, el indígena agrediendo al indígena, en sus agresiones racistas, se olvidó del espejito. Aquí un taxista asalariado defendía a sangre y fuego a la clase que lo relegó a su agonía diaria, mientras robaban y dejaban robar….según su filosofía.