martes, 9 de febrero de 2010

¿HAY 5 MILLONES DE OLIGARCAS?

¿HAY 5 MILLONES DE OLIGARCAS EN VENEZUELA?


Pregunta hecha por Fidel Castro en una carta al comandante Hugo Chávez con reflexiones del visionario cubano sobre la realidad nacional y repetida esta mañana por el periodista William Echeverría, el amigo de Don Enrique y Doña Lola, al camarada Wladimir Villegas en un intento por dilucidar el actual fenómeno de la polarización y los fracasados intentos de dialogo en Venezuela.

Al igual que José Vicente, los dos coincidían en la búsqueda de puntos comunes entre las partes y su desacuerdo con los radicales y escépticos, dando a entender que la brecha entre oposicionistas y oficialistas se iría estrechando inevitablemente, dependiendo quizás del escaso porcentaje abstencionista que privaría hacia un sector u otro en una balanza electoral futura.

Observando cuidadosamente a estos polémicos ciudadanos compartir tantos puntos y hacer de la entrevista algo casi perfecto en lo relativo a la anhelada reconciliación y el dialogo, pude vivir por momentos el poder del convencimiento mediático de un tema que bien manejado y en unas condiciones ideales como las tratadas, hacían ver al Presidente y sus seguidores, a la oposición y sus exigencias radicales, como simples personas caprichosas, que luchaban por predominar en la escena política o relevarlos a una entupida lucha de clases sin sentido y creaban con sus superficiales opiniones, la sensación de que el pasado no existió y que los recientes sucesos desestabilizadores protagonizados por Radonsky en Miranda, por Ledezma en la Alcaldía Mayor y las del estado Táchira, son mera coincidencia .

Por supuesto que no hay 5 millones de oligarcas en Venezuela, pero un grupo muy reducido de estos poderosos han logrado sembrar en la idiosincrasia del venezolano, la falta de valores patrios, el desprecio por sus raíces, el amor hacia lo extranjero, la aversión hacia lo autóctono, la negación de sus derechos y la entrega de sus privilegios, y lo mas increíble, el explotado defiende a ultranza al explotador y cuida sus bienes y sus negocios. Pareciera un fenómeno monárquico, donde la plebe se niega a dejar de sacrificar su condición de súbdito para servir y enriquecer a su rey. Aunque parezca contranatura, he visto y escuchado a compatriotas decir “Con mi hijos no te metas”, al tratar esta revolución de bajar las matriculas en la Universidad, o “Yo quiero pagar el peaje”, cuando se redujeron algunos de estos mecanismos ineficientes o arrojarle el arroz a la cara a un defensor de precios bajos en un procedimiento oficial, en otras palabras, yo quiero seguir siendo explotado y punto.

Asi que la cosa es más compleja de lo que se piensa y ese discurso conciliador de algunos, es bienvenido, pero no nos llamemos a engaño, la consolidación de ese utópico sueño libre de confrontaciones y asimetrías nos llevará la vida, camaradas. Trabajemos desde hoy en ganar con nuestras acciones y cada quien en su trinchera ese porcentaje de compatriotas que quiere dejar de seguir cúpulas y labrar su camino.

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