Yo claudiqué en esa
tarea de tratar de dialogar con los amigos de la oposición y hacerles ver mi
punto de vista de las bondades de la revolución, mientras me miraban con la
atención de un búho y al terminar, creyendo firmemente que había sumado uno mas
para el proceso, se desataba una tormenta acumulada y una verborrea diabólica, tildándome
de comunista, asesino, chavorro, agente cubano y pare usted de ofender.
Comencé mi labor de promotor
del socialismo, sin conocer a Marx o a Lenin, pero conocía a Chávez y me bastó
para amar a mi prójimo y tratar que mis compatriotas conocieran la grandeza de
aquel hombre, del porqué descuidaba su
salud trabajando tanto por Venezuela y
la furia que despertaba en la derecha nacional e internacional y en especial en los amos del Norte. Entramos
al siglo XXI y el gigante soldado se convirtió en símbolo de la nueva
integración de ese siglo y se consumió integro como clamaba a cielo, para
dejarnos patria…..esa patria que hoy defendemos.
El que no haya visto
nada del legado de Chávez, si vive en Venezuela, estaba en coma o petrificado bajo toneladas de
odio puntofijista y menos aún, tratar que personajes ajenos a nuestra historia
republicana partida en dos al llegar la revolución, se dignen entender la
verdad de nuestras luchas. No vale la pena camarada Maduro gastar pólvora en
zamuro, porque desde hace “muuuucho” tiempo, el halcón de United States se
devoró a la infeliz ave negra, porque se creen Neoyorquinos y reniegan de su
descendencia.
Este comportamiento
anti natura, se aplica también a venezolanos, como el de una señora a través
del vidrio de un Banco en Ciudad Ojeda al ver a sus retoños quemando caucho y trancando
calles: “Dígame usted Sr., ¿No se ven hermosos los muchachos manifestando por
su país? Y aquel militar de apellido Vivas, que se apertrechó como Rambo en su
residencia para impedir que lo arrestaran por ordenar colocar las guayas de la
muerte….entonces….esta gente está clarita y no quieren la paz.
Si los perros ladran, Sancho, es señal que cabalgamos,...Saludos Estimado Elias!
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