Existe
una guerra económica, está ahí, no nos
han contado, lo sufro a diario, hay una amenaza en ciernes del imperio
mas grande del Planeta, está ahí, justo a frente del Sur, que no le ha
importado nunca ser tu “vecino mayor”, mas grande, mas arrogante, pero mas
abusador. Se ha cansado de demostrar su poderío contra la hermana Cuba por cincuenta
años y más. Se han soltado todos los demonios
del Capitalismo, el comportamiento anti natura entre los seres humanos y
la negación absoluta de lo mas elemental de la convivencia entre hermanos:
“Amar al prójimo como a ti mismo” o menos radical, deberías respetar al otro.
Las
más grandes amenazas al hombre, la mas grandes amenazas a la humanidad, no han
sido el poderío militar o económico de los países depredadores, sino la
destrucción de la conciencia individual y colectiva de los pueblos. Hemos visto
a lo largo de nuestra historia pasada, reciente y hasta en pleno desarrollo, la
receta más efectiva para dividirnos: La invasión de culturas foráneas
aderezadas por el individualismo, la falsa premisa de que vales lo que tienes y
la imitación enfermiza a modelos y paradigmas socioculturales que rayan en lo
grotesco: Para la mujer y el hombre
moderno, es mas importante cultivar el cuerpo que su mente y los ves forrados
en operaciones estéticas, entre el plástico y la silicona, mientras los libros,
los periódicos, las paginas de internet, solo son ubicados para escudriñar la
próxima crema anti arrugas, el desliz de una estrella en el celuloide o el
cirujano de turno para un refrescamiento facial y puede que en algún spam
entrometido, se encuentren con la imágenes de niños, ancianos y culturas
enteras asesinadas en nombre de la libertad del loco mundo en que vivimos y
dirán……¡Que fastidio!
Es
así como en nuestros países, la destrucción del hombre por el hombre, el
hambre, las guerras y la miseria pasan a un segundo lugar y a nadie le importa,
y solo reaccionarán cuando en un futuro no muy lejano, tengan que ver a un
“anciano” en un curioso museo de vidas pasadas, porque las generaciones futuras
se aniquilan escandalosamente en las calles, en las pasarelas, al frente de
algún batallón de infantería y bajo las lámparas de un quirófano, para unir o desunir las piezas de un
frankestein creado por nuestras sociedades, en la guerra o en la paz. Ojalá no
sea yo aquel anciano y tu alguno de estos jóvenes. Es duro escribir esto, pero
mi Venezuela y los países latinoamericanos que defienden otras banderas,
merecemos un cambio de actitud y de aptitud frente a la vida que nos arrastra
irremediablemente a la autodestrucción.
Así
son las cosas…….
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