“ESE
SEÑOR…..ESA SEÑORA…”
A propósito
de mi viaje de vacaciones para Argentina, me encontré con la misma situación de
división de clases marcada que vivimos en Venezuela y lo mismo pasará en
Ecuador, Bolivia, Nicaragua o cualquiera de los países que decidieron ser
libres, y endilgada erróneamente a la llegada del comandante Chávez a la presidencia.
Una división racial solapada, una sociedad excluyente por su naturaleza
capitalista, pero forzada a una armonía necesaria, mientras el capital
mantuviera la hegemonía preponderante sobre una mayoría empobrecida históricamente,
mantenida al margen de la realidad onerosa de la clase privilegiada de siempre.
Los medios de comunicación con
cableteras internacionales y nacionales como puntas de lanza en nuestros países,
colocan en sus parrillas de programación diaria los ataques constantes a los
gobiernos locales y logran un lobby extraordinario, entre los turistas en
hoteles y posadas, desde el taxi, remix o cualquier termino dado a los
encargados de distribuir a los visitantes sobre nuestras hermosas geografías.
En un remoto pueblo llamado Bariloche, donde me tocó hospedarme en necesarias mini
vacaciones, las propagandas en canales argentinos privados de Capriles Radosnky
eran constantes y las figuras de Chávez y Cristina eran minimizadas hasta desaparecer,
solo en referencias despóticas,como el de “ese señor o esa señora”, la razón, el
control cambiario y el gobernar para los más desposeídos.
Un taxista argentino desde el aeropuerto de Buenos Aires,
me hablaba sin parar, cual guía gratuito de la oposición, sobre la triste
realidad de su sociedad empobrecida, la poderosa capital y las maltratadas
provincias acorraladas por el control del billete verde. Al referirse a la
camarada Cristina, la llamaba la reina o el Chávez con peluca.
El taxista venezolano desde el aeropuerto de Maiquetía
hacia La Guaira, al referirse a Ciudad Caribea, lo llamaba un futuro antro de perdición, plagada de delincuentes
y el daño ocasionado a la autopista por la construcción de accesos para esa
gente, solo beneficiada por “ese señor” para la búsqueda de votos para el 16 D.
Como vemos el denominador común para ambas conductas
de un prestador de servicios “opositor” es el aborrecimiento total por el
compatriota, donde lo más importante es el capital y no el ser humano, aunque
como ocurriese en Santa Cruz, Bolivia, el indígena agrediendo al indígena, en
sus agresiones racistas, se olvidó del espejito. Aquí un taxista asalariado
defendía a sangre y fuego a la clase que lo relegó a su agonía diaria, mientras
robaban y dejaban robar….según su filosofía.
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